Buscar

Mamifutura

Mis sentimientos y pensamientos como madre

Y terminamos también el 2021

Me apetece venir a reflexionar un poquito. A dar la cara aunque sea… Y es que este final del 2021 me ha traído una autoreflexión muy grande. Me ha hecho tía, pero política. Y es raro para mí.

Yo nací siendo tita. Cuando respiré por primera vez ya era tía de dos sobrinos y al cabo de los años llegaron otros dos sobrinos más. Todas mis hermanas (3) han sido madre. Una de ellas, dos veces.

Entre la lejanía de la edad (crecer con sobrinos como si fueran primos) y la lejanía de la distancia (cuando nació el más pequeño me fui a vivir lejos), no he podido disfrutar de mi… ¿»tíedad»? Tengo 4 sobrinos de quienes no he sido tía de verdad. Una de esas sobrinas me ha hecho tía-abuela hace dos años. Así que no sólo soy tita, sino también tía-abuela de mi familia biológica.

Pero hace doce días nació mi primer sobrino político. Ya he pasado por la experiencia de mi propia maternidad, le tengo cerca y mis hijos podrán disfrutar de ese primo.

Es mi quinto sobrino (nada más y nada menos), pero siento como si fuera el primero. Me siento dolorida emocionalmente por ello, no os creáis. Es como si mis sobrinos biológicos no fueran mis sobrinos reales, cuando en realidad son más sobrinos míos que el recién nacido…

Menudo melón me estoy abriendo. Creo que el resto de la reflexión me lo voy a dejar para mí.

Perdiendo todo de Mamifutura

Mi maternidad, como todas, sigue en constante cambio. El futuro es incierto, o mejor dicho, lo único cierto del futuro es que es incierto. Como ya he avisado, no quiero eliminar este rincón que siento tan mío y que me ha hecho crecer, pero tampoco quiero que sea un gasto constante de tiempo y dinero, por lo que vendré según proceda.

Lo que sí vengo ahora es a avisar que he perdido el hosting y, por tanto, el correo electrónico. Así que contacto@mamifutura.com ya no funciona. Con ello he perdido un montón de cosas. Posiblemente muchísimos buenos contactos que quisieran decirme algo. Así que os invito a redirigir las comunicaciones a mamifutura @ gmail.com Un e-mail más genérico y que controlo perfectamente.

Ya no tengo bebés en casa. Sólo me queda la coletilla de la operación pañal. A veces avanzamos, siempre retrocedemos. No quiero presionarme. Deseo disfrutar de esta última etapa de mi bebé.

Mis otros bebés, los libros. Casi me olvido de su existencia, pero me lleno de orgullo cuando los recuerdo.

Por cierto, lo que sí es cierto es que siempre estoy disponible en Telegram buscando @mamifutura por si queréis. Os dejo el enlace del canal de cosillas que continúo haciendo y los actualizo ahí. CANAL DE ZANA en TELEGRAM.

Diagnosticando las AACC

Ya lo sé, os había puesto en ESTA ENTRADA que pasaba ya de todo y que fuera lo que tuviera que ser. Pero veo a mi hijo y siento que algo tenía que hacer. Al poco de ese post nos convocaron a la tutoría del tercer trimestre y fui mordiéndome la lengua hasta que salió: «Una duda, ¿al final sobre la detección que se hizo de sus AACC sabemos algo nuevo?». La tutora me comentó que lo hablaría con orientación y yo pensaba que no volvería a tener noticias… pero me llamó esa misma tarde.

Todo mi pulso temblaba, ¿estaba haciendo lo correcto para mi hijo? ¿Él sería feliz siendo señalado y etiquetado por el sistema educativo? ¿No estaría yo marcándole una exigencia que él no querría experimentar si tuviera la posibilidad de elegir? Es cierto que también te vienen vivencias, experiencias y recuerdos de tu propia vida, pero en este caso quien importa es él. ¿Hacer esto le hará feliz?

Curiosamente sería una persona que daría la opinión ligera para cualquier otra persona de recomendarle que lo decidiera el propio hijo, pero sentía que en este caso quizás no fuera la mejor opción. Ir a él y decirle: «Hijo, tienes AACC, lo cual significa que aprendes de otra forma y puedes destacar en lo que te interesa, ¿quieres pertenecer a un grupo que sea como tú?» es hacerle propenso a la prepotencia y eso le acarreará desgracia. Así que no veo esa opción como posible. Decidí por él, con toda la información que he sido capaz de recabar…

Así que avisé a la orientadora que a él no le avisaría de nada, que él haría las pruebas disfrutando del proceso, sin la presión de tener que agradar a nadie, sin la necesidad de demostrar nada. Que si me habla, le desearé que disfrute mucho de los ejercicios.

Le tenía pánico a la llamada de la orientadora. Fuera lo que fuera, solo era capaz de desear que fuera lo que le hiciera más feliz a él.

Y esa llamada llegó.

La primera indicando cómo era el proceso, qué había salido en una prueba específica y que tendría que hacerle una concreta exigida por la normativa a partir de ahora, que necesitaba esas dos, pero que la primera pues, siendo específica, era más liviana y menos trabajosa para él y que había dado el perfil. Que ahora tendría que hacerle el WISC.

Este lunes me llamó para confirmar que también había superado positivamente esa prueba. Tendría que hacerle la prueba de creatividad y necesitaría establecer una reunión con ambos padres para terminar el proceso y aprovechar para informarnos a partir de ahora.

Esta tarde es esa videollamada. Y necesitaba desahogar un poco la presión que siento por la decisión que he tomado para mi hijo.

Desde entonces creo que, habiendo sido yo quien decidiera por mi hijo, para él sería lo que le hiciera más feliz. Dentro de lo que es tener esta experiencia, también está el ofrecerle unas oportunidades que sin este proceso no tendría. Creo que esas oportunidades le harán feliz y le harán vivir unas experiencias con las que podrá construir el futuro que desea tener.

Proyecto Traberitea

Hace muchos años leí exactamente ESTA PUBLICACIÓN en Facebook sobre el proyecto del que vengo a hablaros hoy. Así les conocí y me propuse el firme propósito de participar con mi siguiente hijo. Ayer nos enviaron el último correo electrónico de nuestra participación y, dada mi grata experiencia, vengo también a hablaros de ellos por si alguien se anima tras leerme.

Poquito a poco, en esta sociedad de la información, tenemos al alcance de la mano más conocimientos sobre la existencia de los TEA. Los Trastornos de Espectro Autista. No os voy a dar la chapa con lo que es, puede que ya lo conozcas, puede que hayas llegado aquí buscando eso y hay mil páginas que te lo explican.

Cuando nació Peque, me puse en contacto con ellos como se indica AQUÍ. Enseguida se pusieron en contacto conmigo por teléfono para informarme de todo lo que necesitara saber, para resolver cualquier duda y para encajar una visita. Ir a verles me era casi imposible por lo lejano que está el centro de mi domicilio, pero las ganas de participar y de que la gente participara superó esa barrera y crearon un formato online de participación. Lo cual facilita también el acceso desde toda España para la participación en el proyecto.

Para participar hay que cumplir dos condiciones inapelables:

1.- Tener un hermano mayor
2.- Que el bebé objeto del proyecto tenga menos de 4 meses

Al contrario de lo que parezca, no es necesario tener ningún familiar con TEA. Si cumples esas condiciones y te interesa, te invitaría a llamar al 91 4975 223 o 91 4977 435 porque son realmente encantadoras y enseguida resuelven cualquier duda. Además, la amabilidad con la que me han tratado ha sido extraordinaria, jamás me han tratado con tanta. Creo que eso lo echaré terriblemente de menos. De todas formas, si prefieres informarte antes de llamar, tienes muchas dudas resueltas AQUÍ.

Y ahora os voy a contar cómo ha sido mi experiencia personal, desde una perspectiva subjetiva. Tras acordar la participación me enviaron varios documentos a rellenar con información de la familia y con los documentos legales para firmar. Entre los documentos legales está, por ejemplo, la ley de protección de datos, un folleto para tener más información del proyecto, etc. Lo firmas y lo devuelves por correo electrónico.

Contactan contigo cada cierto tiempo, según las fases de desarrollo del bebé, para rellenar los cuestionarios. Te los envían con bastante margen y, como es lógico, te piden que lo rellenes lo más próximo al día del cumplemes del bebé. No recuerdo cuáles eran los meses en los que te los piden, pero no era muy seguido, daba bastante margen para que el bebé tenga su desarrollo personal.

En los cuestionarios se rellenaba con bastante información, era muy exhaustivo. A veces solo podía rellenar uno al día (se tarda como muchísimo 10 minutos), pero como dan margen, era algo muy asequible. Después, te llaman por teléfono y te preguntan cosas más concretas alrededor de 45 minutos. La verdad, creo que la llamada era lo que más me gustaba. Además de super amables, también son extremadamente atentas y era como hablar con una amiga.

Después de cada contacto, envían un informe con las conclusiones del análisis. Quiero dejar muy claro que ese informe en ningún caso es un diagnóstico, pero es cierto que ayuda mucho a conocer la etapa evolutiva del bebé. Además, te adjuntan un cuento e instrucciones que te ayudan a acompañar el desarrollo del bebé. En cada informe se explica todo muy bien y de verdad que lo último que tienes es dudas.

Si se diera el caso, yo volvería a participar una y mil veces. Quizás conoces a alguien que se anime, ¿me ayudas a compartirlo?

Qué importa en tu hijo con AACC

Llevo 3 años mareada, desde que Mayor cumplió 3 años, entre el diagnóstico que no nos hacen y que deberían hacerle… ¿O quizás no deberían hacerle diagnóstico? ¿Qué es lo mejor para él?

Depende de a quién le preguntes, obtienes la respuesta que quieras. Yo no creo que mi hijo sea mejor y que por ello merezca más por tener AACC. Pero hay una gran diversidad de opiniones y experiencias que construyen un castillo de arena que a veces es palacio y otras veces se lo lleva el mar.

A estas alturas, con sus 6 años recién cumplidos, sí le conozco lo suficiente para saber cómo es. Hace 3 o 2 años era un mar de dudas porque era difícil hablar con él, era difícil interpretar sus gestos, era complicado conocerle. Parecía una cosa y era otra. Por ejemplo, apenas lloraba, era muy raro, no le dolía nunca nada… Cuando lloraba y tenía un poco de fiebre, como padres primerizos, le llevábamos al hospital… Y estaba tan mal que a veces se quedaba ingresado. No era fiable lo que él expresaba porque su sentido y necesidad por agradar a los demás y no preocupar era superior a sus propias fuerzas.

Ha terminado el trimestre, ahora las notas las dan de forma telemática, en nuestro caso por una aplicación. Como no recibimos aviso, o quizás porque recibimos avisos de tantas cosas que las ignoramos por necesidad, no nos dimos cuenta que teníamos ya la evaluación hasta que lo preguntaron en nuestro ámbito familiar. Así que fui a mirarlas para compartir con los que estaban interesados en saber y vino Mayor todo preocupado por ver sus notas y delante de todo el mundo le dije: «Las notas no importan, importa todo lo que aprendes en clase», se relajó y se fue e ignoró todo lo que compartí al respecto.

Tiene carencias, pues sí. El que se crea que una alta capacidad tiene relación con un alto rendimiento ya puede ir saliendo del blog. Tampoco es mi intención que mi hijo, con 6 años, tenga un alto rendimiento. Si has entrado buscando un «cómo hacer que mi hijo rinda con sus AACC» te has equivocado de blog.

Como os comentaba al principio, no le hacen el diagnóstico. Quizás por covid, quizás por otras ocupaciones, quizás por otras urgencias, pero el momento de llamarnos la orientadora para citarnos con atención temprana no ha llegado. Y empiezo a dudar que llegue. Hasta han hecho una evaluación psicopedagógica a todos los alumnos y sigo esperando que me llamen. Pero ahora, que ya puedo hablar con mi hijo en una relación más cercana y más madura, puedo evaluar yo misma la necesidad del diagnóstico.

Realmente quería el diagnóstico para conocerle más. Saber cómo ayudarle y cómo hacerle feliz. Ahora que puedo hablar con él, esa necesidad no la tengo. No necesito un papel que me diga cómo es mi hijo si tengo a mi hijo para preguntarle y saberlo. Además, hay muchas cosas que él no sabe expresar y ahí estoy yo a su lado para saber qué interpretar. Y su padre también, que es muy implicado en el asunto. Así que no necesito un diagnóstico para conocer a mi hijo.

Mi hijo en el colegio es feliz. Tiene un compañero con el que se lleva como ya me hubiera gustado a mí tener un amigo así… Por lo que tengo muy claro que si pudiera yo elegir, iría con él hasta el final de su vida. La falta de desarrollo social se está subsanando. Y la otra pata que es la psicomotricidad, pues vamos a por ello, intentando no frustrarle que es algo bastante fácil, pero animándole a hacer ejercicios que ya debería tener superados desde el juego y el sano compañerismo.

Yo he decidido que mi prioridad máxima para mi hijo es su felicidad. Si ya tengo superado el conocerle mejor (que es lo que me esperaba que el diagnóstico me ayudara), ¿para qué necesito un diagnóstico?

Veo, desde mi experiencia personal y tras preguntar a muchos y diferentes profesionales del sector salud y educación, que la diversidad de opinión es muy grande. Y pocos son los que se preguntan la necesidad o el propósito del diagnóstico de un AACC. ¿Contribuye a la felicidad de mi hijo? Pues quizás hace un año sí, a día de hoy me resulta innecesario. Por lo que he decidido que no me voy a preocupar por tener un diagnóstico, me voy a preocupar por la felicidad de mi hijo que es lo más importante de un hijo con AACC o sin AACC.

Ser feliz

Doy por hecho que conocemos la diferencia entre ser y estar. También que podemos tener en cuenta que no es lo mismo la enfermedad de la Depresión que un estado depresivo puntual. A veces nos cuesta toda una vida identificar estos pequeños puntos de diferencia y es difícil calibrar en qué situación estamos de todo ello.

La felicidad, ¿es un sentimiento o una emoción? ¿Qué diferencia hay entre los conceptos de sentimiento y emoción? Creo que cada uno debe encontrar el significado con el que mejor se identifica y expresarse con ello, teniendo en cuenta que puede no tener la misma acepción para la persona con quien habla.

Las palabras importan, identifican los hechos. Sacan para afuera lo que tienes metido en tu mente. Y nos olvidamos de que lo que para mí es felicidad, no lo es para otra persona. Intentamos conectar con la felicidad de otra persona, ser a través de ello felices y unas veces nos sale bien, pero otras veces nos sale mal. Dependiendo de tu propio ser, de cómo eres, serás una persona que lo consigue o no.

Yo debo reconocer que me he empeñado en ser feliz de muchísimas maneras, casi todas de forma ajena. Siendo a través de los demás o emulando ser otra persona que no soy porque quiero sentir lo que siente esa otra persona. Y me he equivocado tanto que mi felicidad, a veces, es darme cuenta del error. Ser capaz de ver que me he equivocado y tener algo que corregir.

Y estoy harta de ello. Quiero ser feliz, intrínsecamente. Quiero aceptar quien soy y cómo soy.

He descubierto hace relativamente poco que soy brusca. Con todo el amor del mundo, pero no me van los rodeos. Estoy cansada de marearme en mi forma de expresarme para decir algo tan claro como «puedes hacerlo mejor». Tengo personas así a mi lado y me hacen sentir bien cuando me dan en el clavo, aunque me duela. Pero lo cierto es que no me duele, me siento bien. Me ayudan a ahorrarme tiempo, me permiten ser desde el momento que me lo dicen. Las bofetadas emocionales de ciertas personas me han hecho feliz. ¿Por qué no me permito ser también bofeteadora emocional?

Comprendo perfectamente que haya personas que no les gusta. Pues adiós. No pasa nada, no me enfado, no me cabreo. Prefiero que te vayas de mi lado aunque me caigas bien, a dejar de ser yo. Si no entiendes que lo digo de todo corazón y con mucho amor, aunque sea bruscamente, quizás no sea yo una buena amiga para ti y deberás también aceptarlo. Rodéate de gente que te sume, no de gente que te hagan sentir mal. Y si te hago sentir mal, mejor me tienes lejos. Y no me lo tomo a mal.

Pensaba que así me iba a quedar sola. Pero no, he descubierto a gente que me respeta y me ama por ser como soy, brusca. Y que se sienten libres por poder ser bruscas también conmigo. Y eso me hace feliz.

Y ahora, a la cuestión a la que venía con este post. ¿Qué hago con mi blog? Poquito a poco (desde hace muchísimo tiempo) está dejando de tener relevancia para mí. La maternidad ya no me identifica. He aceptado que lo soy, he integrado que quiero mejorar, pero siento que ya no tengo nada que enseñar. He decidido que no quiero centrar mis energías en esta faceta de mi vida. Tengo curiosidad por otras cosas, por otros motivos y quiero cambiar mi faceta online. Tampoco quiero abandonar el blog, pero no quiero seguir escribiendo en él sobre maternidad.

¿Entonces qué, Zana mía de mi alma?

Me voy a dejar ser, para descubrir qué hará que sea feliz respecto a este blog. No quiero invertir más dinero en él, eso lo tengo claro. Se ha convertido en un gasto desde hace unos dos o tres años. Pero tampoco quiero que desaparezca. Ya veré…

Los inviernos interiores

¿No te ha pasado nunca que te quedas como apagado y así es como quieres estar? La vida sigue y tu ritmo es infinitamente más lento, tranquilo y espaciado. No es que quieras dejar de hacer las cosas, pero lo que quieres hacer es mucho más… interno.

Creo que estoy en un momento así y que no lo he querido reconocer antes. He alejado a mis amigas íntimas de mí y ahora parecen completas desconocidas. Ahora hasta yo soy una desconocida para mí misma. Curiosamente con mis hijos he estado más conectada que en otras etapas. Es como que he querido volver a mí y solo yo, con mis pequeñas personitas a mi alrededor siendo para mí.

Esto me recuerda lo cíclica que es la vida. Todo se va para volver y estos inviernos se van también y vuelven. Y creo que pueden ser algo maravilloso si sabes gestionarlo, pero nadie nos enseña a hacerlo porque no todos nos gestionamos igual en las mismas circunstancias.

Yo lo veo en las plantas. Las plantas, para germinar, necesitan pasar un periodo de frío (cuyas semillas se caen en otoño y germinan en primavera, necesitan pasar por un periodo de congelación para nacer). No es así en todas las plantas, no es así en todos los rincones del mundo, pero hay plantas que sí. Que necesitan congelarse para permitirse nacer o para nacer con fuerza. Sus hojas e hijos (semillas) se caen todos los otoños tras un fructífero año de primavera y verano con luz para darles fuerza. Y esas mismas plantas se quedan vacías, con toda su energía regada por ahí para que se generen más plantas y sin fuerzas hasta que vuelva la luz. Pero reservándose para renacer más fuertes.

Creo que estoy en ese punto, hoy que es el cumpleaños de Mayor, me siento un poquito más viva que ayer. Cansada y agotada, un poquito ansiosa por el día que nos espera, pero con ganas e ilusión por ver su cara al recibir los regalos.

Y el día me ha regalado un precioso arcoíris enorme y claro para recordar que se acerca la primavera, que detrás de las grandes tormentas, siempre salen los arcoiris.

Nuestra rutina tras la Navidad

Enero es un mes intenso, empieza con unas maravillosas vacaciones, tienen regalos por doquier a principios, sigues con la vuelta al cole a mediados y zas… ha terminado. Además, este enero ha venido cargadito de sorpresas inesperadas que han alargado el retraso de la vuelta a la rutina. La gran nevada de filomena, por ejemplo, ha retrasado en semana y media la vuelta a esa rutina (porque llamarla «normalidad» sería insultante).

Las noticias anuncian constantes recomendaciones que hacen de esa rutina casi una monotonía. No se puede salir, ni comprar, ni visitar, ni jugar en los parques, ni ir al médico… Ahora también tenemos que estar bien temprano en casa. La verdad es que la hora del toque de queda no nos afecta porque ya estábamos en casa a esas horas, siempre. Pero es algo más, que se suma a las mil cosas que nos afectan socialmente.

Así que nuestra rutina se basa en cumplir con nuestras obligaciones y tratar de divertirnos lo máximo posible como podamos. Por la mañana bien temprano al cole y a los trabajos, a veces en teletrabajo. Por la tarde recogida y como hace mal tiempo, directos a casa. Con este frío nadie se queda después de clase. Parece ser que el barro es incómodo de quitar de las ropas…

En casa nos espera la merienda, a veces consiste en bollería casera y la mayoría de las veces en fruta, para agrado o no de algunos. A veces jugamos a algo y otras dejamos que la mente se evada con pantallas. Alguno de los mayores va a realizar sus ejercicios al centro de entrenamiento y el otro realiza labores hogareñas.

Ahora con las restricciones de visita, tampoco podemos ir a ver a nadie en la comodidad de su casa. Si queremos verles, estamos obligados a salir. Pero no juntos, porque solo podemos estar 4 en un sitio abierto fuera de casa y nosotros ya somos 4 en casa. En fin, las limitaciones parecen que nos asfixian, pero intentamos que los peques de la casa no se abrumen con tanta normativa.

Pero las monotonías también pueden ser divertidas si simplemente las convertimos en rutina sacando cada día un partido distinto a cada cosa. Como los Reyes han sido recientemente, también tenemos más material para jugar.

Eso sí, las noticias hablan únicamente de una cosa. Y no me extraña, si es que no puede pasar otra cosa, jaja. Tendremos que hacer que pase dentro de casa para que sintamos pequeños brillos de libertad.

Entrevista de Oriol Lugo

Como ya sabéis, estoy de «mudanza» y voy a trompicones de aquí para allá haciendo mil cosas a la vez y tal. Una de las cosas que surgieron entre la vorágine fue una entrevista que me hizo el Dr. Oriol Lugo.

Entre tanto trajín, debo reconocer que ni siquiera le di publicidad en mis redes ni nada, pero ha sido algo muy bonito que sí quiero compartir para el recuerdo. Así que os lo dejo disponible aquí por si lo queréis visionar y conocer un poco más mi punto de vista sobre el Kakebo:

Blog de WordPress.com.

Subir ↑